Crónica de un secuestro
Tiempos modernos
Por Alvaeno Alvaeno
Son tiempos "modernos" y
de incertidumbre en los que como humanos que somos nos aferramos a cualquier
atisbo de esperanza, aunque esta parta de
alguna noticia falsa o de la tergiversación que se hace de esta realidad que
más bien es algo surrealista por contradictorio que pueda parecernos.
Los que escribimos sabemos, más o menos bien, cómo
mantener la atención en los lectores y es ir contando muy poco a poco los
hechos que describimos en nuestra ficción, hay que mantener a toda costa a los
lectores alertas y deseosos de saber qué va a ocurrir, esto es la ficción, este
es el ritmo, el gancho, la acción, el misterio que a los lectores nos mantiene
enganchados a un libro.
Es como digo lo que intentamos hacer los escritores. Pero
un relato real narrado con estas técnicas, mantiene a los ciudadanos en la
incertidumbre por no saber realmente a qué atenerse, en ciertas circunstancias,
sobre todo en las que la salud y por ende la vida, pueden estar en juego.
Los guionistas de esta "realidad tan
surrealista", están aplicando esas técnicas, con lo que nos tienen a todos
en vilo, vamos, como dicen y mi pueblo, nos tienen a todos con el corazón en un
puño, o acojonados.
Y ¡ay de aquellos o aquellas que digan lo contrario o
pongan en duda lo narrado!
En tiempos de la inquisición quemaban en la hoguera a
todo aquel o a toda aquella que les llevara la contraria, incluso con
argumentos, (véase En nombre de la rosa de Umberto Eco, por ejemplo), la
negación de una "verdad", dudando sobre esta, es motivo, en muchos
casos, de lapidación.
Aunque el rebaño sepa que lo llevan al matadero sigue
balando hasta este, si te sales de él, si no lo sigues, si preguntas, si pones
en duda, si intentas descubrir algo más allá del dogma, de la "única
verdad" que ellos te imponen, sí no les crees, si dices que el guión está
escrito muy bien, los guionistas no aceptan detractores, porque los detractores
somos, según ellos, ignorantes y no tenemos conocimientos de ningún tipo para
dudar de su argumento, que por supuesto han elevado a la condición ineludible
de VERDAD.
Es entonces cuando uno se sorprende ante manifestaciones
como las del aplauso a las 8 de la tarde dedicado a los héroes de sanidad,
quizás sea el único aire fresco que los que lo ofrecen, totalmente convencidos,
tomarán en su encierro que lejos de ser voluntario es impuesto, pero los
convencidos son como los creyentes religiosos que seguirán creyendo en su Dios,
es el dogma, es la "Única Verdad" establecida en la tierra.
El resto, los inconformistas, los que cuestionamos, los
que sabemos que una buena novela debe mantener la intriga y el misterio, esos
locos seremos señalados como apestados, por no salir a la ventana y aplaudir,
por poner en tela de juicio ese aplauso, dado por muchas de las manos que
votaron a los que privatizaron la Sanidad Pública, por eso, no deja de
asombrarme el ser humano, capaz de inimaginables aberraciones realizadas en esa
historia que tan bien han escrito los guionistas de este gran teatro en el que
sospechar te convierte en un excluido, un marginado.
Porque la consigna es la misma, creer todo lo que ellos,
los guionistas te digan sin ponerlo en tela de juicio, porque solo ellos como
dioses tienen la verdad en sus manos, y como dioses también tienen la potestad
de castigarnos: Véase la historia de la humanidad, y que alguien me diga si
ésta no está alimentada de muerte y de horror.
¡Salve, César, los que van a morir
te saludan!
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