Crónica de un secuestro XVII

Posverdad y estupidez


Por Alvaeno Alvaeno

 


“En la sociedad del espectáculo, la mentira es la nueva verdad
y los límites entre ficción y
realidad resultan cada vez más borrosos”.

 

Estamos en tiempos de posverdad y de intencionalidades, porque ¿alguien a estas alturas sigue creyendo que no existe una intencionalidad de aprovecharse de los hechos o de un hecho en concreto por parte de empresas, políticos y oportunistas? Si pones en la barra de Google COVID-19 te aparece la friolera cifra de aproximadamente 3.170.000.000 resultados (0,64 segundos). Lo dicho, ¿alguien sigue dudando de que en río revuelto no hay ganancia de pescadores? 

Cuando yo tenía 16 años entré a trabajar en una farmacia en Ronda, allí estuve dos años trabajando en este ramo de la medicina, y luego un año más en la farmacia de un hospital de Mallorca, (estudiaba en clases nocturnas para sacar mis estudios adelante) en total tres años estuve bien relacionado con el mundo farmacéutico y de la medicina, pero ¿por qué os cuento esta anécdota de mi vida? Bien, os la cuento para dar sentido al título de este artículo y también para responder a lo de la intencionalidad de aprovecharse de un hecho determinado o de unos hechos en concreto. Bueno, en aquella época de mancebo de farmacia, al principio hubo un hecho que me llamó la atención, y fue el primer invierno en el que trabajé en la farmacia, que todas las recetas que venían firmadas por el mismo médico recetaban Bisolvón Compositum, que es un jarabe para aliviar la tos en la época de catarros y gripe.

Hasta aquí, vosotros diréis ¿y?, pues que al año siguiente ese mismo doctor recetaba otro jarabe para la tos, en este caso Flutox, pero esto podría parecer un hecho sin relevancia y que hubiera pasado desapercibido para mí, si no tuviese yo ya por aquel entonces esta inquietud de ir más allá de lo que ocurre ante mis narices, vamos que la duda es muy sana porque con ella uno se enriquece personalmente, y evita en muchos casos que te den gato por liebre. El caso es que previamente a esa campaña para el invierno de antigripales y jarabes para la tos, el médico recibía la visita de un comercial de la marca que producía el citado medicamento, y “convencía” al galeno de los maravillosos efectos que operaba entre los pacientes aquel brebaje casi mágico, el médico “convencido” por los resultados que iba a tener aquel jarabe entre sus clientes, ese año en la campaña contra la gripe y los catarros todos, todos, todos, sus agripados y “tosesíferos” enfermos saldrían de allí con una receta del tal Bisolvón, y qué curiosa es la vida, que también, previamente a la visita al doctor el comercial farmacéutico hacía la correspondiente a la farmacia. Tanto al primero como al segundo este comercial no solo les ofrecía el producto milagroso, sino que les ofrecía suculentos regalos, además de comisiones extraordinarias para que fuera su jarabe el que más se vendiera aquel invierno: ustedes saquen sus conclusiones.

Ahora me queda hablar de la posverdad y de la estupidez, porque ambas van cogidas de la mano, muy cogidas, tanto que yo diría que están cosidas la una a la otra, la estupidez a la posverdad y viceversa, aquí tanto folla Isabel como Fernando...

Ya sabemos todos qué define ese término de posverdad, pero por si acaso lo vamos a recordar aquí según lo que dice la RAE: posverdad

De pos- y verdad, trad. del ingl. post-truth.

1. f. Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales. 

 Este término no tiene desperdicio, miren bien y lo descubrirán en su entorno, en la televisión, en los periódicos, en los discursos políticos, en la vida cotidiana, en las redes sociales, éstas son el lugar en el que más se mueven las posverdades.

Y ahora analicen el término: “Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales: ¿a qué les suena esto?

Pero sigamos, también se dice que la posverdad es la herramienta que usan los demagogos, ¿y no existe demagogia y por tanto posverdad en el discurso y en las noticias “oficiales”, esas que nos dicen que son las que hay que creer? ¿Las otras, las que vienen de otros, no son más que posverdades lanzadas a las redes sociales por expertos demagogos?: La cuadratura del círculo.

No hay más que echar un corto vistazo a programas de televisión, anuncios, periódicos, redes sociales etcétera, para descubrir que en todos ellos está la posverdad, y claro esto está influyendo sobre las actitudes sociales, no hay más que ver lo obediente que se ha vuelto la gente, que le programan el horario para salir a hacer deporte y lo acatan a rajatabla, sin ponerlo en duda, porque ¿por qué se puede salir a hacer deporte de 8 de la tarde a 11 de la noche, y no se puede salir después de las once? ¿Tiene el virus un horario para contagiar? O esta otra pregunta, por supuesto, no duden que el que escribe esto está practicando la posverdad, por tanto la demagogia, ahí va otra pregunta: ¿O por qué se puede ir a un supermercado abarrotado de gente, y no se puede ir a pasear al parque? ¿Y por qué los parques están cerrados, no es lo mismo hacer deporte en la calle que en un parque?

En fin, que tengo muchas preguntas, pero claro, con este uso de la posverdad y la demagogia que hago, estoy dentro de los bulos y de las fake news, que en mi tierra es noticias falsas, o mentiras, simplemente mentiras, y es que creo que mucho Neflix es lo que tiene, la gente, aburrida se cree que está viviendo en una de esas series apocalípticas o pos-apocalípticas que ofrecen sin parar en Neflix, Amazon, Atresmedia y muchos otros canales que para tal fin se han creado, eso sí, siempre, siempre, mediante pago, que por cierto, ya ni los periódicos se pueden leer sin suscribirse a ellos, viva la libertad de prensa, viva la libertad de expresión, y eso sí, bienvenidos al mundo de la mentira, en el que Maldita.es es el censor, el que decide qué es verdad y que es mentira en el mundo de la información, tócate los...

César, los que van a morir te saludan.

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