Crónica de un secuestro XXVI

La mascarilla: los expertos y sus contradicciones             

Por Alvaeno Alvaeno

 

Los especialistas en salud pública arguyen que “la utilización de las mascarillas de protección (FFP2, FFP3) no está actualmente recomendada para la población general ni por el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE UU (CDC, en sus siglas en inglés)”. 

Estas Crónicas de un secuestro habían virado de algún modo hacia la ficción, y estos artículos a ser escritos en forma de narración novelada, curiosamente llevado por la indignación sobre los hechos y las acciones que se están llevando a cabo en esta “pandemia” y “crisis sanitaria, humanitaria”, decidí contar la actualidad dando voz a los más frágiles, los desposeídos, y para ello he considerando que la realidad que estamos viviendo ha superado con creces a cualquier ficción, distópica, futurista, pos apocalíptica etc. No sé realmente si seguir escribiendo sobre este tema, que cansa, que aburre, que indigna, que crea impotencia, que nos hace sentir meras mierdas, que nos hace estar desorientados porque los “garantes” de nuestra salud se han convertido con la excusa de garantizar nuestro bienestar y nuestra salud, en dictadores aplicando normas cuyo resultado puede acarrear más mal que bien, y en esto está ahora el debate del uso de las mascarillas, y uno lee, y lee, e investiga para saber algo sobre el resultado que puede tener llevar o no la mascarilla, pero cuando te la imponen y se hace obligatorio su uso (hay que reflexionar sobre ello), aunque de mala manera, quiero decir sin cumplir las más mínimas pautas de su uso, bien por desconocimiento, o bien porque respirar con una mascarilla es dificultoso y puede producir reacciones como ansiedad, taquicardias y otras cosas de las que alertan los mismo médicos y a los que los políticos parece que ya no hacen caso, porque ellos, los políticos, ya tienen su equipo de médicos expertos en nómina, que por cierto son nóminas casi astronómicas, para que les loen sus acciones y las avalen con informes cuando menos algo sospechosos, y claro la comunidad de médicos, los que aunque están en nómina de la sanidad pública, no han sido seleccionados para tener el privilegio de formar parte del gabinete de crisis, nos dicen que el uso de mascarillas es contraproducente para la salud de los ciudadanos, hay algo sospechoso en todo esto.

Es curiosa la vida, la mayoría del personal de sanidad no tiene suficientes mascarillas para hacer su trabajo y ahora resulta que unos 47 millones de personas en España, tendremos que llevar la mordaza, buscándote la vida para conseguir una puta mascarilla, primero para evitar el “contagio” y segundo para evitar la multa por no llevarla, o el linchamiento por parte de los que la llevan en la plaza del pueblo.

Porque con esta forma de hacer las cosas, lo que están consiguiendo es criminalizar a todo aquel que se salte la norma, sobre todo esta de la obligación de llevar mascarilla, entonces llega el momento en el que son los mismos ciudadanos garantes y gendarmes, garantes del cumplimiento de las imposiciones, y gendarmes porque serán ellos mismos los que apliquen la “ley” o los que den el veredicto para ser parte del linchamiento a esos que ponen en riesgo sus vidas por no llevar mascarillas, aunque esta la lleve puesta en la oreja o por debajo de la nariz, o en la barbilla, o la misma sea manipulada constantemente por la incomodidad de portar una de esas cosas que según parece, y dicen expertos médicos, el uso de ellas en lugar de mejorar perjudicará, y ya estamos como desde el principio de esta historia y como argumento ha sido la base de todo este tiempo: “aquí donde dije Digo, digo Diego y viceversa...”. 

Total que al fin la historia de Daniel, el vecino de este edificio que he creado para contar las vidas de esos seres anónimos a los que se les está privando de cualquier derecho humano, a los que se les está privando de libertad, de decisión propia, de libre albedrío..., la contaré, digo la historia de Daniel, que en el instante que los dos agentes que han atendido el suicidio de Juan, suben a al coche patrulla, y él sale del edificio con su bicicleta, pero no lleva la mascarilla, y el agente, ya sabemos cuál, el que esconde tras el uniforme un complejo de inferioridad, se dirige hacia el "sospechoso" para indicarle que debe llevar mascarilla, ya que es obligatorio su uso desde ayer mismo. Y lo que sucede os lo contaré en el próximo artículo, ¿o podríamos decir capítulo?

Salve, César, los que sufren ya no te saludarán jamás.

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