Crónica de un secuestro XXXI

La negación                               

Por Alvaeno Alvaeno

 

La omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual.

Juan Bautista Alberdi.*

 

Comenzaré hoy el artículo-capítulo de este relato que se suma a estas crónicas de un secuestro con la negación de la realidad, no sé si esto tendrá algo que ver con lo que se ha dado en llamar “pos-verdad”, o no, tampoco es algo que me importe mucho después de estar comprobando cómo es realmente la actitud de aquellos que niegan la realidad, o lo que sería lo mismo, negar la verdad o tergiversar los hechos, o simplemente tener o adoptar la actitud distorsionada de la visión de esa realidad. Voy a utilizar aquí una frase que quizás pueda aclarar algo más lo que vengo a decir:

“No me hagas creer que tengo una visión distorsionada de la realidad en lugar de asumir tus errores", o de asumir que mientes, que manipulas el lenguaje para hacerme creer que soy yo el que tiene esa visión distorsionada de las cosas, o lo que podría ser lo mismo, intentar culparme de actos que nunca he cometido, en otras palabras, señalarme como verdugo ante el verdugo real, convirtiéndolo en víctima, aquí podríamos hablar de víctima y victimario, pero no es este el día en el que toca hablar de ello, hoy hablaré de la negación.

Comencemos por esos mensajes publicitarios que nos dicen. “El banco no banco, la música no música, la poesía no poesía...”, es una campaña que hace un conocido banco online para conseguir clientes, y es ahí donde me detengo a reflexionar sobre el mensaje que esconden esas frases, ¿es esto la negación de la realidad? ¿Cómo puede ser “un banco no banco” que funciona como un banco aunque sea online y no tenga una oficina física? ¿Cómo puede existir la música no música, o la poesía no poesía? ¿Qué nos dicen estas frases?

Son mis preguntas de las que intento encontrar una respuesta razonable, podría decir que voy a aplicarles la duda razonable, pero es aquí en donde veo que estas frases nos llevan a negar la realidad, lo que es para convertirla en lo que no es, la nada, por ejemplo: si el banco es no banco no puede ser banco, pero se comporta como tal, o si la música no es música simplemente por lógica no es, así que se niega el concepto para hacer desaparecer en nuestra mente lo que por este entendíamos, si una cosa no es, es eso, no es, no existe, por tanto “el banco no banco”, “la música no música” no existen, dejan de ser.

Esto más bien parece un galimatías que me lleva a otro que quizás tenga mayores consecuencias en nuestras vidas y que se pretende “imponer” desde las cúpulas del poder también haciendo uso de la negación de una realidad, el concepto que define la frase “la nueva normalidad”, es digno de estudio porque ¿qué es o qué significa ese concepto? ¿Qué es la “nueva normalidad”?  Bien, si algo es “normal”, no puede ser, por lógica, nuevo, porque la “normalidad” no es nada nuevo, no es como un coche, una casa, un vestido o una cosa, que sí tienen un momento en el que podríamos catalogarlos como nuevos, pero eso son las cosas, nuevas y viejas, y que tienen un determinado tiempo en su uso que las definen como tales, pero ¿es una realidad la “nueva normalidad”? ¿Qué se pretende hacernos creer con esta frase que se repite hasta convertirla en un dogma?

Para mí es la negación de la realidad, simple lógica, la realidad no es nueva ni vieja, es, porque si decimos “la realidad no realidad” ¿de qué estamos hablando? Lo mismo es cuando se dice “la nueva normalidad” ¿de qué estamos hablando”, de algo que no es normal? ¿Ha dejado, entonces, la realidad de ser real, por tanto de ser verdad?

Como dice la frase que he usado para encabezar este artículo galimatías capítulo de estas crónicas “La omnipotencia del Estado es la negación de la libertad individual.” Frase que es de Juan Bautista Alberdi, podríamos decir que el uso de la frase “la nueva normalidad” no es otra cosa que el efecto de esa omnipotencia del Estado, que en esta situación utiliza un lenguaje al que podríamos definir como “neolengua” para implementar en el consciente colectivo un concepto totalmente abstracto y carente de sentido como si con su uso se pretendiera confundir a los ciudadanos y por tanto mantenerlos en un estado de shock ante eso que el Estado ha decidido establecer como “nueva normalidad” situándonos en una posición de incertidumbre porque nadie, nadie, sabe, ni conoce qué es esa “nueva normalidad”, entre otras cosas porque la misma frase niega todo lo establecido como real, como normal, como algo que es parte de lo cotidiano, porque esa frase esconde, según mi opinión, precisamente, la destrucción de todo cuanto habíamos conocido como parte de nuestra realidad, de nuestra existencia, y para que el mensaje surta efecto hay que acompañarlo con otros hechos, otros actos que den consistencia a esa negación de la vida, de lo real, y para ello se ponen en escena cosas como las mascarillas, porque al hacerlas de uso obligatorio, y al vernos unos a otros con ellas, estamos siendo condicionados a aceptar el no concepto, la negación de la vida ante el posible peligro de la muerte por contagiarnos con un virus, es ahí donde “el banco no banco”, “la música no música”, “la poesía no poesía”, etcétera y “la nueva realidad” cobran sentido, aunque ese sentido siga siendo abstracto, y falto de lógica, es ahí donde el uso de la mascarilla se convierte en obligatorio, porque es algo tangible, es algo que llevamos puesto, que podemos tocar, que podemos manipular y es así como realmente creemos que es posible ese “no banco”, esa “no música”, esa “no poesía”, esa “nueva normalidad”, la negación que se esconde tras esas frases es la negación de nuestra existencia, y de la privación de nuestra libertad, y el Estado lo sabe, y lo utiliza haciéndose omnipotente para negar cualquier libertad individual o colectiva.

A esto le podemos sumar el “distanciamiento social”, la obligación de ello, cuando esta frase nos inocula en el pensamiento lo que quiere decir sin más, aquí no hay negación, aquí el uso de la palabra social nos sigue dejando en estado de shock, el mismo que necesita el poder omnipresente del Estado para controlarnos, para privarnos de nuestra libertad, porque la frase correcta sería “distanciamiento físico” y no social, porque nada tienen que ver uno con otro, lo social con lo físico, el contagio se produce por el contacto físico no social, pero ¿por qué se usa entonces ese término? Por lo mismo que los anteriores, para distorsionar la realidad, para hacernos creer que existe el “banco no banco”, “la música no música”, y la “nueva normalidad”, cuando no es posible que existan, porque niegan la evidencia de la realidad, por tanto la verdad, para alejarnos de lo social, para aislarnos, para mantenernos en la inacción frente a la acción que puede producirse de lo social...

Así la negación entra a formar parte del discurso del Estado, y para que todo ello quede ante nosotros patente, para que esa realidad, que están distorsionando, nos parezca verdaderamente real, se utilizan elementos externos con los que convencernos de lo que poco a poco nos están haciendo sin que nos demos cuenta, entre otras cosas y creo que una de las más importantes, es que nos están llevando a la privación de nuestra libertad individual y colectiva, aquí y para terminar podríamos usar otras frases como por ejemplo: “el hombre no hombre”, “la mujer no mujer”, “la violencia no violencia”, “la víctima no víctima”, “el trabajo no trabajo” y un largo etcétera de frases que nos llevarían a crear una “realidad” verdaderamente distorsionada en la que sí tendríamos esa visión falsa pero aceptada como real y por supuesto, en la que nos mantendríamos continuamente en estado de shock, porque no solo se está manipulando nuestro presente, sino también nuestro futuro y nuestra libertad tanto individual como colectiva.

Salve, César, los que sufren ya no te saludarán jamás.

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* https://www.infobae.com/historia-argentina/2019/08/29/juan-bautista-alberdi-nuestro-pueblo-muere-de-hambre-de-instruccion-de-sed-de-saber-de-pobreza-de-conocimientos/

 


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