Mentiras y verdades
Por Alvaeno
Vivimos en tiempos convulsos en los que estamos siendo sometidos a un bombardeo continuo de noticias nada halagüeñas, por cierto, como si los medios de información (a los que yo llamo, de desinformación), no tuvieran otra cosa que hacer que amedrantar a la población, y así lo hacen cada minuto de sus noticieros recurriendo a un tema concreto para exprimirlo con el fin de inocularnos el miedo, haciendo de voceros de eso que la investigadora y periodista Naomi Klein llama Doctrina del Shock, para mantenernos en ese estado de incertidumbre que produce el terror fomentado y promocionado por los grandes magnates de la prensa a nivel mundial, solo tendríamos que dar un repaso sobre quiénes son los dueños de esos medios de comunicación, para descubrir otra verdad, esa que no sale a la luz, más bien por Ocultamiento, omisión o falsedad de información, que persigue con ello instaurar ese estado al que los ciudadanos se ven sometidos continuamente...
No hay
futuro, ya no queda esperanza ni para vacunas, ni para eliminar virus, lo que
nos dice que se seguirá con el programa para mantener el miedo, para que no
tengamos esperanzas, para ser destruidos y esclavizados, sumisos y callados,
sin opción a la rebelión, sin opción a la lucha.
“Bajo un gobierno que
encarcela injustamente –sostiene Henry David
Thoreau-, el lugar
apropiado para un hombre justo es también la prisión”. Llegados a
este punto en el que estamos creo que es necesaria la desobediencia civil tal
como defendía Thoreau, en su ensayo “Desobediencia Civil”:
<<La desobediencia civil puede
definirse como "cualquier acto o proceso de oposición pública a una ley o
una política adoptada por un gobierno establecido, cuando el autor tiene conciencia de que sus actos son ilegales o de discutible
legalidad, y es llevada a cabo y mantenida para conseguir unos fines sociales
concretos">>.
Cuando un Estado o
unas organizaciones se erigen en garantes de la vida de los ciudadanos, y sobre
todo en garantes de la salud pública y comete atropellos contra esos a los que
dice proteger, no hay otra forma de afrontarlos que la desobediencia, a
sabiendas de las consecuencias que ello nos traerá, pero pueden detener a uno,
a diez, a cincuenta, pero no a miles de personas cuando desencantados y
decepcionados ya no quieran seguir escuchan más cantos de sirenas, que como
todos sabemos, solo son mentiras untadas con la pátina de la verdad, una verdad
creada a la medida de los intereses de los que, como siempre, solo luchan por
mantenerse en el poder, por seguir manteniendo la estructura rígida e
infranqueable que el poder genera para mantener sus privilegios.
Mentiras y
verdades, cada cual tiene las suyas, cada quien las interpreta a su modo, pero
lo que está claro es que todos sin excepción mienten, y me refiero tanto a políticos
como a grandes empresarios que de algún modo son los que ponen la hoja de ruta
sobre la mesa de los que dicen representar al pueblo, de esos que se llenan la
boca de palabras y de buenas intenciones, promesas que nunca cumplirán, y si lo
hacen, lo harán a medias, con cuenta gotas, para ir acallando a los ciudadanos
insatisfechos.
Estamos ante una situación que puede que en cualquier momento
estalle, pero para que eso ocurra, la clase burguesa tiene que dar su
beneplácito, como bien dice en su libro “CAPITALISMO Y DEMOCRACIA 1756-1848
CÓMO EMPEZÓ ESTE ENGAÑO”, Josep
Fontana.
La orquesta ensaya sus sinfonías mientras el
director con su batuta va dejando en el aire la huella de sus movimientos, el
relato de unos hechos de los que no se permite el debate, ni la confrontación,
ni otros puntos de vista, está bien escrito por los guionista de esta farsa
llamada democracia, en la que nos mueven como a marionetas cortando los hilos
de todos aquellos díscolos que rebatan, que pongan en duda las acciones
llevadas a cabo para solucionar las cosas, cosas que curiosamente siempre son
por el bien del pueblo cuando en realidad lo que se hace es seguir perjudicando
a los ciudadanos, sometiéndolos, manteniéndolos en las más absoluta precariedad,
pobreza e incertidumbre.
El programa está bien ensayado para que sean los
mismos ciudadanos los que pidan y exijan que se tomen medidas, a ser posible, y
en caso de que sean “necesarias”, más duras, más represoras.
Es lo que ocurre con el tema de la vuelta al
colegio de los niños y niñas, pero ¿qué se esconde tras esto que no lo vemos, o
no queremos verlo? Como he dicho antes, el programa está muy bien ensayado y no
se permiten fisuras, y será la misma comunidad educativa apoyada por los padres,
la que decida el cierre de los colegios por motivos de salud pública, y a estas
alturas, creo que todos sabemos, o deberíamos saber, que el tema de la pandemia
no es más que una herramienta (no voy a definirla como un arma), para conseguir
los objetivos perseguidos en el citado programa de transformación del mundo,
aquello que conocíamos antes en todos los campos y aspectos, ya nunca será
igual, y en lo referente a la educación, lo que se persigue es la eliminación
total de la enseñanza presencial para llevarnos al sistema Online, miren los
interese económicos que pueden haber tras esto y verán algo más de lo que las
cortinas de humo no nos dejan ver. Y solo digo que el tiempo puede, ojalá me
equivoque, dar la razón a lo que escribo en este artículo, pero lo que se
esconde tras todo esto es el desmantelamiento de todo cuanto conocíamos como
público, para ir a parar a las manos de grandes corporaciones de las que ya son
operarios nuestros políticos, sean de un color o de otro.
Mentiras y verdades, y la “Desobediencia civil”
contra ellas, contra ambas porque en la actualidad ya no hay verdades ni
mentiras, hay un discurso único que pretende imponernos una verdad única y por
tanto una verdad falsa.
Salve César los que van a luchar te saludad.
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