Crónica de un secuestro XVI

Totalitarismo científico

Por Alvaeno Alvaeno

 


“Un menor muere cada 39 segundos
por neumonía tratable en el mundo.”
Fuente OMS.

 

 

Según el informe de la Junta de Vigilancia Mundial de Prevención de la OMS que dejaba claro que no estamos preparados para una epidemia mundial de algo tan cotidiano y recurrente como la gripe. Y ahí los países con menos recursos se llevan la peor parte. Y un menor muere cada 39 segundos por neumonía tratable en el mundo”. 

Hoy no les voy a hablar de este tema, que como ya saben es el monotema del mundo en estos días, no, hoy les voy a hablar de las interpretaciones que cada uno hace de un tema en concreto, y yo les contaré mi interpretación sobre el “Totalitarismo científico”, no dudo en que después de publicar este artículo me lluevan los improperios, a estas alturas me han llamado “facha, impresentable, botarate, insolidario, imbécil, idiota...”, y es curioso, incluso me han dicho que mis ideas están de acuerdo con las políticas de Bolsonaro o de Trump, cuando esto no es nada cierto, se dice que habla más de sí mismo el que prologa un libro que del libro en sí, o como el mensajero, que habla más de él que del mensaje que tiene que entregar, pues a mi parecer, ¿será cuestión de cómo interpretamos unos y otros lo que vemos, escuchamos o leemos?

Así que hablaré del “Totalitarismo científico”, y tomaré como ejemplo a la autora portuguesa Marina López de la universidad de Lisboa que nos habla de 

CIENCIA Y TOTALITARISMO

“De los tres fenómenos que Hannah Arendt coloca en los albores de la Época Moderna, aquí sólo me referiré a aquel que de acuerdo con la autora tuvo la mayor influencia tanto en el espacio de la ciencia como en el comportamiento del hombre no científico: la invención del telescopio cuyos descubrimientos hicieron posible lo que Arquímedes había encontrado más de 200 años a. de C. y cuyos desarrollos posteriores tuvieron un desenlace provisional en el Totalitarismo nazi de la primera mitad del siglo XX en Europa. Los otros dos fenómenos son el Descubrimiento de América y la Reforma protestante.

En mi intento sólo pretendo clarificar en torno a la “ausencia de pensamiento” que Hannah Arendt observó en Eichmann, el criminal nazi juzgado y ejecutado en Jerusalén en el año de 1961, y que tan cara le ha resultado en su formulación, por cuanto que es uno de los matices más incómodos de la “banalidad del mal”: la “ausencia de pensamiento” es una condición que no es sólo posible en la mentalidad de criminales como Eichmann ni sólo al interior de un régimen Totalitario, sino que se presenta con todas sus posibilidades en hombres dedicados al pensamiento: “ausencia de pensamiento no quiere decir estupidez; puede encontrarse en personas muy inteligentes, y no proviene de un mal corazón; probablemente sea a la inversa, que la maldad puede ser causada por la ausencia de pensamiento”.

Me voy a quedar con esa “ausencia de pensamiento que puede que sea la causa de la maldad”, sí, ausencia de pensamiento, que como bien explica esta autora en este breve texto, no quiere decir estupidez ni falta de inteligencia, y que no solo en criminales se da esta ausencia, sino que en una gran parte de las personas. ¿A dónde quiero llegar con esto? Simplemente a la eliminación del pensamiento por parte de los poderes económicos y políticos, o lo que es lo mismo a crear campañas publicitarias para eliminar el pensamiento y por tanto crear esa ausencia que puede que sea la causa de la maldad en el mundo.

¿Si la ciencia se implica en lo político debido a la sumisión de la que depende para que sea financiada, puede que traspase los límites de su función, creando un brazo que ejerza el poder mediante la política?

Actualmente, podríamos decir que existe un organismo supranacional que actúa por encima de todo, y que no solo actúa de ese modo, sino que impone sus normas con el aval de lo científico y lo médico: salud y medicina.

Pero claro, esta es mi interpretación de las cosas que veo, escucho, o leo, es mi interpretación, claro que en esta, por suerte para mí, no existe la ausencia de pensamiento, sobre todo del que llamamos “pensamiento crítico”, que es fundamental para mantenerse realmente a salvo de todos esos que sí sufren “ausencia de pensamiento”, y que probablemente su maldad sea producida por esto, perdón que me repita, pero creo de vital importancia mirar, escuchar y leer con ese mínimo de pensamiento crítico, sin el que no tendríamos capacidad de interpretar los hechos de un modo objetivo.

Por mi parte, a pesar de que me arriesgo a que me señalen o me encorseten en determinados movimientos de los que nada tengo en común, no me importa, porque hoy es más necesario que nunca mirar desde otra perspectiva las cosas, tener una interpretación real de los hechos, no caer en el discurso de la única verdad, que es la “verdad oficial”, la que se lanza a través de los medios de comunicación para conseguir, precisamente eso de lo que vengo escribiendo aquí: “la ausencia de pensamiento”, por tanto la posibilidad de que la maldad campe a sus anchas tras las siglas de una organización que vela por la salud de los seres humanos en todo el mundo.

No sé, si me explico, total, seguiré escribiendo estas “Crónicas de un secuestro”, porque no pienso doblegarme, ni pienso perder mi libertad ni mis derechos ante la imposición científica, económica y política de crear una sociedad en la que ya se vislumbra la ausencia de pensamiento, cosa harto peligrosa, porque esa ausencia, repito, puede que sea la causa de la maldad en el mundo.

Les dejo este enlace para que tengan una idea mucho más profunda sobre el tema: https://culturacientifica.com/2017/01/05/ciencia-poder-comercio/

Salve, César, los que van a morir te saludan.

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